(Mis) Principios de la Fotografía de Rock
En los más de cuatro años que pasaron entre que fotografié mi primer recital y me salieron todas las fotos movidas hasta hoy, quiero creer que aprendí unas cuantas cosas. O al menos, estas seis. 1 - A no compararme con fotógrafos estrella
Me encanta ver y seguir el trabajo de otros fotógrafos, pero el tiempo y la experiencia me enseñaron a no compararme con los fotógrafos que trabajan para grandes medios, o para las bandas, que cubren festivales y que a veces hasta son más famosos que las bandas que fotografían. Ellos muchas veces tienen acceso a lugares privilegiados para sacar la foto, en escenarios iluminados no solo profesionalmente sino mediante equipos que cuestan miles de dólares, y están frente a bandas con años de experiencia en giras y en ser fotografiadas, y que la mayoría de la veces saben perfectamente cómo darte LA foto. No les quito mérito en absoluto, hay que estar ahí también, y si ahí están (generalmente) es por algo, pero es obvio que la foto que le saques vos desde atrás del vallado del El Teatro de Flores a una banda a la que todavía la dan pudor las cámaras mientras encima intentás esquivar los empujones, no va a verse igual que una foto de Mick Jagger sacada a un metro del escenario en el festival de Glastonbury. Intentar obtener los resultados de un fotógrafo de shows grandes teniendo los medios y los accesos de un fotógrafo under, o principiante, o amateur, por más buen fotógrafo que seas, es la receta para la frustración. ¿Y quién sabe? Tal vez esa foto que lograste hacerle a esa banda timidona desde los confines del Teatro de Flores ni Bob Gruen la hacía.
Esta foto se la saqué a Marco Mendoza de The Dead Daisies en el Teatro Vorterix. No solo la iluminación en ese lugar suele ser muy buena, sino que este tipo claramente sabía cómo posar para la foto. Fue uno de los shows más fáciles de fotografiar al que me tocó ir.
2 - Hay que sacar la basura
Tan importante como las fotos que sacás, son las fotos que decidís tirar a la mierda. Esto es; tu trabajo no solo se conforma por las fotos buenas que rescatás, sino por las fotos no tan buenas que por alguna razón igualmente ven la luz. A veces nos da pena tirar una foto que salió mal, porque hay algo que nos gusta, porque estuvo muy cerca de ser buena, porque si no nos quedan muy pocas, vaya uno a saber. Y estas fotos son como el uno que te arruina el promedio para siempre. Hay que ser frío, autocrítico, y reconocer cuando algo es insalvable, por más cerca que haya estado de ser la foto de tu vida.
¡Pero es Pete Doherty! ¡Pero los colores! ¡Pero la foto muestra todo lo pendenciero que realmente es! Pero no tiene ojos. Adiós foto, será la próxima.
3 - No hay nada como aprender en antros
Esto se relaciona con el punto 1; cuando aprendés a sacar fotos en antros (esto va con cariño, nos encantan los antros, aunque no tanto su iluminación), después cualquier otro lugar te resulta pan comido. Si lograste manejar el ISO y la velocidad de manera de obtener imágenes no solo bien expuestas sino nítidas estando en lugares iluminados por tubos fluorescentes, o por lamparitas de 200 watts, o por focos que apuntan a cualquier lado menos a la cara de los músicos, cuando te toque ir a sacar fotos a un festival vas a hacer magia. No hay escuela que te pueda preparar para todas las cosas que pueden salir mal en un lugar así; aprender a resolver todos los inconvenientes que presenta la iluminación de un antro da una experiencia como fotógrafo que solo se aprende fotografiando en antros.
Esta foto la saqué en un show de Milnovecientos80 en el podestá. No había NINGÚN miembro de la banda iluminado, de hecho el lugar estaba tan oscuro que el cantante tenía una linterna en el piso iluminándole la letra de una canción. Cuando se agachó para leer, me agaché con él, y así logré atrapar el único haz de luz de toda la sala.
4 - Las cosas NUNCA van a ser como yo quiero
Bueno, la verdad es que los antros no son los únicos que van a tener problemas, incluso en los shows grandes podemos encontrar iluminaciones que por más buenas y profesionales que sean, no nos van a servir o gustar para la foto: Luces que titilan, pantallas de fondo y músicos en contraluz, mucha luz roja, mucha luz verde, mucho humo, muy poco humo, el cantante se tapa la cara, la guitarrista no se queda quieta, el batero está escondido (un clásico), siempre va a haber algo que querríamos que fuera distinto, en TODOS los show. Una de las cosas más importantes que aprendí cuando estudié cine (o al menos una de las pocas cosas que recuerdo, porque me la pasaba hablando en clase), es que “las excusas no se filman”; a nadie le importa si la luz era mala, o si el cantante te daba la espalda, o si el humo no te dejaba hacer foco, la que habla es la foto, y uno no va a ir explicándole a todo el mundo “me podría haber salido mejor, pero la luz, y el humo, y el cantante, y el de seguridad, y mi cámara que es re trucha, y que tenía sueño, y que tenía sed, y que tenía ganas de hacer pis”. Parte de hacer este tipo de fotografía es aceptar que no vamos a tener control sobre NADA. Lo único que podemos controlar es el contar con la mayor cantidad de herramientas posibles para lograr adaptarnos a cualquier condición o martes 13 que se nos aparezca, y usarlos a nuestro favor.
Esta foto de es Rocco Posca en el Teatro Ópera. ¿Así que no querés mirar al frente? Tomá, foto conceptual.
5 - No convertirme en las diapositivas de Patty y Selma
Estoy convencida de que es preferible sacar UNA foto muy buena, que 80 olvidables. Si alguien quisiera ver 25 fotogramas por segundo de un show, pondría un video, nadie quiere ver un álbum de 80 fotos de NADIE, ni aunque Freddie Mercury reviviera e hiciera un show con Queen en la 9 de Julio me interesaría ver 80 fotos de eso. No hay forma de que esas 80 fotos digan algo especial, y no hay forma de que sean lo suficientemente distintas entre sí como para ameritar salvarse todas de la selección. Hasta los fotógrafos de más prestigio, cuando hacen una retrospectiva eligen menos de 100 fotos de entre el trabajo de toda una vida, ni ellos son capaces de rescatar 80 fotos en el lapso de una hora y media. Por eso prefiero lograr menos fotos pero más representativas, del artista, de su música y de ese show en particular. Y esas pocas fotos buenas se van a destacar aún más y lograr un mayor impacto sin el ruido de otras 70 fotos masomenos dándole vueltas alrededor.
Esta foto de The Kills me parece que sintetiza bastante bien la actitud de la cantante sobre el escenario, el sonido de la banda, y el show que dieron en el Kónex el año pasado. De ese show publiqué 13 fotos, y estoy segura de que de haber publicado más, no hubiesen aportado nada extra.
6 - Esto es fotografía de rock, y las reglas pueden romperse.
Todo lo que dije arriba es lo que a MÍ me funciona, lo que a MÍ me ayuda, y lo que aprendí a fuerza de práctica y de muchas fotos arruinadas, pero no es ciencia y no está escrito en piedra. Una foto de rock puede estar movida y estar buena igual, puede estar fuera de foco y estar buena igual, importa que esté buena, no importa cómo, y por eso, aunque todas las “reglas” digan lo contrario, si una foto te gusta, si realmente te gusta, si no te importan todos los “errores” que tiene porque la amás igual, salvala. Al primero que le tienen que gustar tus fotos es a vos, y si te gusta a vos diría que ya es suficiente.
Esta foto debería “estar mal”, porque por una milésima de milésima de segundo la cara de LOUTA me quedó tapada por una bola de plumas. Pero la adoro igual, siempre quise sacar una foto así (pero sin las plumas en la cara), así que no me importó nada que esté mal o no y acá está, vivita y coleando.
Si también te interesa la fotografía urbana, acá podés leer mis principios para salir a la calle con la cámara y no volver espantado; parte uno y parte dos. ¿Alguien tiene SU principio sobre la fotografía de rock para sumar? ¡Cuéntelo!