10 Cosas originales para hacer en París
La primera vez que fui a París salí rajando. No la aguanté. Pasé tres días ahí y huí antes de tener que soportar el cuarto. Todo olía a meo, nadie me entendía y estuve a un hotel de mala muerte de distancia de pasar la noche abrazada a mi valija en una estación de tren. La segunda vez ya entendía bastante francés y había visto tantas series y películas situadas en París que era capaz de reconocer actores de la televisión local caminando por la calle. Hicimos las pases, nos hicimos amigas. La tercera vez finalmente ME GUSTÓ. La cuarta me sentí en mi casa. La quinta no me quería ir, y mientras sonaba la canción de Ratatuille en repeat me abrazaba a mi cámara y al recuerdo de las fotos que me llevaba como esa primera noche me había abrazado a mi valija. Mi odio por París empezó a desaparecer, y mi cariño por ella a aparecer, cuando ya había visto todo lo obvio y empecé a recorrer lo otro. Cuando ya no tuve que ir a hacer cola y apretujarme con otros turistas para ver la Torre Eiffel, el Sagrado Corazón, Notre Dame y el Louvre porque ya lo había hecho, ya había cumplido. Finalmente estaba libre para recorrerla.
Acá van diez cosas originales para hacer en esa París que empieza del otro lado de los clásicos.
1. Estación Arts et Métiers:
Para conmemorar el bicentenario del Conservatorio Nacional de Artes y Oficios (Arts et Métiers) que le da nombre a esta estación, en el 94' el historietista belga François Schuiten rediseñó la plataforma en este estilo steampunk que homenajea las obras de Julio Verne, convirtiéndola en la estación de subte/metro más linda que vi hasta ahora.
Atentos que por Arts et Metiers pasan dos líneas distintas, la 3 y la 11. Esta es la plataforma de la 11.
2. La escalera de la iglesia Saint-Étienne-du-Mont:
Una de las películas que para mí mejor retratan esta ciudad es Medianoche en París. Y esa escalera y esa esquina en las que el personaje de Owen Wilson se sentaba a esperar que llegaran los años 20 existen tan cual se ven en la película. La escalera en realidad pertenece a la entrada lateral de la iglesia de Saint-Étienne-du-Mont y da a la calle por la que aparece el auto antiguo con el que empieza todo.
La escalera y la calle están sobre la Place de l'Abbé Basset, a metros del Panteón. Y no se preocupen si se quieren hacer fotos a la medianoche y les da vergüenza; no hay nadie.
3. 59 Rivoli:
Desde 1999 funciona acá un atelier de artistas abierto al público. En un principio como edificio tomado y muchos años después ya como un espacio totalmente reconocido por el gobierno, 59 Rivoli es hoy uno de los cinco centros de arte contemporáneo más visitados de París y recorrerlo es casi como meterse en la casa de cada uno de los artistas que tienen su espacio ahí. La entrada es gratuita y la dirección es 59 Rue de Rivoli, una de las avenidas más comerciales y lujosas de París.
Las instalaciones sobre la fachada siempre van cambiando y hacen que este edificio sea imposible de ignorar en medio del orden y la coherencia estética parisina.
4. La Avenue de Camoëns:
Esta calle sin salida es un clásico de las blogeras de moda, de hecho tuve que esperar un rato para hacer la foto porque había DOS sesiones sucediendo en ese mismo momento. Me llevó un muy buen rato buscar por imágenes en Google para descifrar dónde era este lugar (a mi papá le llevó años y sin éxito) pero lo logré, y como lo había sospechado, la vista vale la pena. Si vamos a hacer la típica foto con la torre Eiffel de fondo, que al menos sea (más) difícil de copiar.
5. Le Marais:
Tal vez es mi favorito porque me hace acordar a Londres, pero de todo París el Marais me parece el barrio con más onda. Si bien hay turistas, y muchos, el Marais se mantiene lejos del circo que son otros barrios pintorescos como Montmartre y el Barrio Latino, y todavía se puede caminar por ahí silbando bajito y camuflándose entre los locales.
6. El recuerdo de Oscar Wilde:
Ya en la pobreza y en la deshonra, después de haber cumplido su condena de dos años de prisión por "sodomía e indecencia" (por ser homosexual, bah), Wilde se refugió en París para pasar sus dos últimos años bajo del nombre de Sebastian Melmoth.
En el cementerio de Père-Lachaise puede visitarse su tumba, que en 2011 tuvieron que recubrir con paneles de vidrio para protegerla de las marcas de besos con lápiz labial que le dejaban sus seguidoras y seguidores. Si ya lo están pensando, sí, en este mismo cementerio está Jim Morrison, que es en realidad quien más público trae. Pero para este blog la estrella total de Père-Lachaise y de unos cuantos lugares más, fue y será Oscar Wilde.
Y acá, en el hotel L'Hotel, fue donde Oscar Wilde residió sus últimos dos años y donde finalmente murió. Y si son fans de la literatura tal vez pueda interesarles otro dato de este lugar: acá era donde se hospedaba durante sus temporadas en París Jorge Luis Borges. Que también, igual que Wilde, tiene un placa conmemorativa en la entrada del edificio.
La dirección del hotel es 13 Rue des Beaux Arts.
7. El bosque de Boulogne:
Además de todo lo que ya tiene, y como si no fuese ya suficientemente inabarcable, París también tiene un bosque. Pero un bosque de verdad, donde se puede hacer camping y todo, a solo dos paradas de bus del Arco de Triunfo. Acá en medio del bosque también está la Fundación Louis Vuitton, que funciona como galería de arte contemporáneo.
Si les interesó lo del Camping, averigüen en internet porque hay sitios que ofrecen ya sea cabinas o un lugar para poner la carpa. Eso sí, esto es París, no se les ocurra hacerlo salvo que sea verano.
8. La avenue de Clichy a la noche:
De París siempre me quejo de lo mismo. Bah, tengo un par de cosas, pero la principal es que para mí no tiene mucha vida nocturna. Y no hablo de boliches, fiesta loca y droga, hablo literalmente de vida nocturna; de que la gente ande por la calle hasta tarde, de que los restaurantes estén abiertos hasta la medianoche y de que haya bares llenos cualquier día de la semana. Pero París no es España ni Buenos Aires. En Francia todo cierra muy temprano y la gente por lo general se va derechito del trabajo a su casa (el exacto opuesto de Madrid, donde buscan cualquier excusa para seguir callejeando) y París a pesar de ser una mega urbe cosmopolita, también cumple con la consigna. Pero una zona que es la excepción de esa regla es la de la Avenue de Clichy. La zona roja, hogar del Moulin Rouge (alta trampa para turistas, y de los ricos, porque $$$$), de decenas de sex shops y de borrachos hablando solos. A pocas cuadras del Sagrado Corazón, durante el día esta avenida se llena de turistas que llegan en masa para subir a Montmartre. De noche en cambio, ya mayormente frecuentada por el público local, es uno de los pocos lugares de la ciudad donde se puede comer, tomar algo, o incluso comprar souvenirs hasta entrada la madrugada.
No se asusten con lo que dije de zona roja y borrachos, eh. Créanme que le dan vida a la zona. París también es esto.
9. La terraza de las Galerías Lafayette:
Una de las vistas más democráticas de París, porque es gratis y porque ni siquiera hay que hacer cola. La terraza de las Galerías Lafayette es de libre acceso, y gracias a que París es una ciudad relativamente baja, la vista desde este séptimo piso es mucho más generosa que la que podríamos tener desde la misma altura en un lugar como Buenos Aires. Y lo mejor, en el piso de abajo hay un patio de comidas con la misma vista de ciudad y baños limpios y gratuitos (uno de los bienes más escasos y preciados cuando se visita París).
Si por alguna razón esta terraza está cerrada, en el edificio de al lado, de las Galerías Printemps, también hay una terraza de acceso libre. Es mucho más chica y es más difícil llegar porque hay que atravesar todo el patio de comidas, pero es un buen plan B para no irse sin la foto (¡y también hay baños!).
10. Ladurée: El reino de lo instagrameable, de los colores pastel y lugar de peregrinación para las orientales fans de la estética de la María Antonieta de Sofía Coppola. De todas las confiterías que venden macarons y éclairs y todas esas cosas que de tan lindas da pena comer, esta probablemente sea la más famosa, la más visitada y la más fotogénica. No es barato sentarse ahí a tomar algo, eso sí, pero se pueden comprar macarons y pastelería para llevar e ir comiéndolos, o no, por las calles de la ciudad.
De todas las ciudades que conocí, solo París y Londres para mí entran en la categoría de inabarcables. Siempre que te vas de esas ciudades te queda algo pendiente, y cuanto más las conocés más cosas vas agregando a la lista para la próxima vez. Esta es solo una parte minúscula de todo lo que hay y habrá para ver París. Así que escucho sus recomendaciones, sus lugares originales y sus descubrimientos para que esta lista siga creciendo, serán más que bienvenidos.
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